¿Qué es el mal de las vacas locas?
Es una enfermedad que aparece en las vacas, no en el hombre.
El mal de las vacas locas es una enfermedad degenerativa cerebral de las vacas que se presenta en animales de 4 y 5 años de edad, en forma de incoordinación motora, ataxia (inestabilidad), y apatía en el animal, produciendo la muerte antes de 6 meses.
La primera res afectada por el mal de las vacas locas fue detectada en el Reino Unido en abril de 1985. Más de una década después, en 1996, aparecieron en el mismo país los primeros casos identificados de la versión humana de la misma dolencia, que fue denominada "nueva variante de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob".
La Encefalopatía Espongiforme Bovina o enfermedad de las 'vacas locas, es una enfermedad producida por una proteína infecciosa, llamada prión, que transforma a la proteínas sanas en dañinas alterando su forma.
Este mal se encuadra dentro de las denominadas encefalopatías espongiformes transmisibles, que incluye también enfermedades como la del Scrapie, que afecta a ovejas y cabras y la enfermedad crónica caquectizante del ciervo y del alce. Además, existe un grupo de enfermedades que afectan al hombre como el kuru humano o la enfermedad de Creutzfeldt Jacob (CJD).
Al tratarse de una enfermedad que afecta al tejido nervioso, produce alteraciones en el comportamiento de los animales como estados de nerviosismo, comportamiento agresivo y reticencias a sortear dificultades (atravesar puertas, subir o bajar peldaños). También, produce cambios locomotores y neurológicos como posturas anormales de cabeza, pérdida de peso y disminución de la producción láctea.
El proceso es lento y progresivo afectando a reses adultas, mayores de 30 meses, de ambos sexos y preferentemente en explotaciones de ganado lechero.
La enfermedad se diagnosticó por vez primera en 1985 en el Reino Unido. Posteriormente se han detectado nuevos casos de reses enfermas de este mal en otros países europeos como Irlanda, Francia, Portugal, Alemania, Italia o España, entre otros.
Hay dos hipótesis acerca del origen de la enfermedad. La primera de ellas afirma que, a principios de los años ochenta, el método que usaban los productores británicos para reutilizar en los piensos los despojos de las ovejas fue alterado: la temperatura se redujo y se eliminaron algunos solventes. Como consecuencia, los priones (agentes causantes del mal) que infectaban a las ovejas dejaron de ser inactivados en los piensos y contaminaron masivamente al ganado vacuno. La segunda hipótesis dice que la enfermedad se originó en un linaje de vacas por una mutación en el gen que fabrica el prión.
La EEB se transmite al hombre por el consumo de animales enfermos. Los tejidos de mayor riesgo, denominados Materiales Específicos de Riesgo (MER), son el cerebro, la médula espinal, los ojos, amígdalas, bazo y el intestino.
Hasta el momento se han detectado 90 casos en el Reino Unido y otros tres en Francia.
La enfermedad no tiene tratamiento, siendo incurable y mortal tanto en las reses como en los seres humanos. Puede tardar más de 10 años en manifestar sus síntomas.
¿Qué es la
Marea roja en bivalvos?
La
transmiten los llamados moluscos bivalvos, como los mejillones, las almejas,
los berberechos, las ostras, las vieyras y las cholgas. También los caracoles
de mar. Los otros moluscos, como los pulpos y los calamares, y otros productos
del mar como langostas, langostinos, camarones cangrejos, peces, etc., no
presentan riesgo de transmitir esta enfermedad.
Esta enfermedad se la
conoce desde hace siglos. Al aumentar el tráfico marítimo se ha favorecido su
propagación en lugares que durante mucho tiempo permanecieron aislados de esta
enfermedad. Argentina y Uruguay han sido los últimos países de América del Sur
en verse afectados por ella. Existen
determinadas épocas del año en las que aumenta bruscamente la cantidad de
plancton con toxina paralizante. Estas épocas van variando por lo que es
necesario informarse en cada caso acerca de la presencia o no de marea roja en
una determinada zona.
El nombre de
"marea roja" no tiene nada que ver con el color del mar o con la
presencia de manchas de ese color en el agua. El mar o ciertas partes de la
costa pueden verse rojizas sin que exista "marea roja" y, a la
inversa, puede haber "marea roja" sin alteración del color del agua.
En cuanto a los moluscos, éstos no se alteran en su color, sabor, olor, o
aspecto, no se enferman ni mueren, y no existe señal visible que permita
identificar cuáles están infectados y cuáles no. Sólo un análisis específico
puede detectar la presencia de la toxina.
Hay que
tener muy en cuenta que el calor no elimina la toxina, como tampoco el agregado
de limón, vinagre o alcohol. Estas últimas sustancias, por el contrario,
favorecen la absorción de la toxina. Es importante tener en cuenta que la intoxicación
sólo se produce al ingerir los moluscos y no por tocarlos o efectuar cualquier
tipo de manipulación con ellos, aun cuando contengan un alto grado de toxina. Tampoco es peligroso
beber accidentalmente agua de mar.
La
intoxicación se manifiesta al comienzo por un hormigueo en los labios, lengua,
boca y cara. Luego se extiende y se pierde la fuerza muscular. Pueden aparecer
parálisis, dificultad respiratoria, náuseas, mareos y vómitos. Estos síntomas
suelen aparecer dentro de los 30 a 60 minutos después de la ingesta. Si los
moluscos concentran una elevada cantidad de toxina, la intoxicación puede ser
mortal, y desarrollarse en muy poco tiempo. Se han notificado casos de muerte a
los quince minutos de la ingesta.
No existe antídoto. Los enfermos tienen que ser asistidos lo más rápidamente posible en
centros adecuados donde se pueda mantener la función respiratoria hasta que la
toxina se metabolice por completo, lo que ocurre alrededor de las 12 horas
después de la ingesta. Una vez pasado esto, la recuperación es espontánea. Por
todo esto, es fundamental buscar un centro hospitalario apenas se sienten los
primeros síntomas de hormigueo en boca, cara o dedos. En la medida de lo
posible también es importante llevar restos de la comida ingerida para su
análisis.
La única forma de
prevención es evitar ingerir moluscos bivalvos en presencia de marea roja. Ante
cualquier duda, prefiera adquirirlos en un comercio habilitado o en un
restaurante, porque esa mercadería ha sido previamente controlada en
laboratorios oficiales.
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